Hoy hemos tenido la feliz idea de irnos a pasear por el campo con la niña y los perros. Felices como perdices nos hemos pertrechado de lo que creíamos necesario (hay que decir que el campo lo tenemos en la puerta de casa). Menos mal que no me he puesto el forrito polar, porque fuera hacía como 40 grados a la sombra con aire de poniente (calentito, calentito).
Ahí nos tenéis a las dos, carrito y 4 perros en mano. El primer tramo ha estado difícil, superar la casa del vecino con sus 4 perros ladrando desde la valla y no morir en el intento con el carrito y los 4 perros atados. Una vez superado, todo el monte es orégano, ¡hala!, ¡perros sueltos y a correr!
¡Esto está chupado! Con este pedazo de carrito todoterreno y este día soleado. «Parece que la chaquetita sobra ¿no?» Va a ser que sí, me la quito. Ya sentimos los 30 grados con sensación térmica de 40. ¡Uf!
El carrito va perfecto, qué buena elección hicimos… Espera, que viene la primera meta volante, cuesta abajo y con terreno empedrado y lleno de agujeros. ¿Creéis que un bebé de 6 semanas en un carrito no tira hacia delante? ¡Estáis muy equivocados!…
…Y mientras, los perros ya en el charco (alias el balneario)
Ideíta de María: «métete la cinta del carro en la muñeca». «¡Sí claro!» O sea, que si me caigo de culo, espectá-culo total porque me voy detrás del carro arrastrá palante.
Pues ná, superado también. Siguiente punto conflictivo: el charco. Porque el Bugabo todavía no es un hovercraft, así que toca levantada de carro y metida de pies en barro, ¡ole ahí!
A todo esto, la niña con la cabeza pegando en el capazo de haberse chorrao palante en la cuesta. Pobrecilla, hasta ahí iba bien. Excepto cuando levantábamos la capota para ver qué tal iba, que la pobre quedaba fulminada por LA LUZ.
¡Venga, seguimos! Los perros muy bien, haciéndonos caso y eso. Llegamos a la parte honda del riachuelo. Uf, a ver si aquí los pobre se refrescan. Qué pena no haberme puesto los calcetines cortos, en vez de los de invierno.
¡Qué bonito, haciendo fotos con el carrito y chorradas varias!
«Venga, vamos a ponernos debajo de aquel olivo que hace mucho calor y para que descansen un poco los perros a la sombra». Mejor idea no pude tener. Ahí todo se empezó a desmadrar. La niña dijo que por qué parábamos ahora. Cuando la destapamos estaba desnuda de cintura para abajo, cual gitanilla. Pobre, qué calor llevaba. Los perros dijeron que por qué no iban a ir a ladrar a los perros de aquella casa. La niña llorando, los perros ladrando, «¡por qué señó por qué!» Ya con el careto decidimos volver.
«Niña venga acelera que la niña quiere teta». «¡Joder que no puedo más con este calor!»…Y venga a correr: otra vez levantada de carro y metida de pies en barro, y bueno, lo peor, la cuestecita pero esta vez hacia arriba. ¡Madre de mi vida! ¡Una vez y no más, santo tomás!
Pero eso no es todo, aún puede ser peor: a mitad de la cuesta llamada de suegra… ¡Nooooooooooooo! No recuperaba el resuello para hablar. La pobre mujer se tuvo que asustar y todo, ¡jajaja!
Pues no hubo más coj… Hubo que parar para teta…
Ahí estamos, debajo del olivo dando teta a la energúmena.
Un poco de teta y conténtate, corriendo ya pa casa de la manera que sea. La niña insatisfecha, los perros apestando a agua estancada y nosotras a sudor del bueno, de ese de un paseo por el campo a las 12:30 de la mañana de un falso día de invierno de los de Málaga.
Y por fin….casa. Qué tontería haber salido, pa qué, con lo a gustito que se estaba dentro. Ahora ponte a bañar perros, a llamar a la suegra, a hacer la comida, a tender la ropa,… ¡casi ná!
Al menos ha salido mejor que el día que nos dio por ir a barranco blanco, que no encontramos el sitio y parecía que habíamos ido a la guerra de Vietnam cuando volvimos.
Esperamos que esto os sirva de ejemplo, madres atrevidas, si os disponéis a hacer algo parecido.
Gracias a mi niña por proporcionarme estos momentos para recordar y por no haber llorado mientras escribía esto.
Y…ya saben…tengan cuidado ahí fuera.
Por Rosana Álvarez Bueno.
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Jajajaja muy buena la aventurita! Yo estoy esperando un bebé y me encanta el campo y pasear con los perros, pero me habéis convencido, creo que mientras sea tan pequeñin lo más parecido que haré será visitar el parque de mi barrio 😉
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Hola Rosana!
Lo primero felicidades por el bebé! !
No sé si te acordarás de mi, soy vet y hemos coincidido en algún curso de etología por la red…
Yo también soy un madre recien estrenada, un poquito más que tú, nueve meses tiene ya la criatura!
Estas son las historias que nos pasan a los que tenemos perros y aumentamos família, a veces tienes que hacer malabares!!
Nosotros para ir a pasesr hemos encontrado la solución: el porteo. Una mochila ergonómica para bebés y todos tan felices!! Te lo recomiendo, los bebés se quedan muy tranquilos, los perros van a la suya y tu puedes meter los pies en los charcos o donde quieras 😉
Si lo pruebas ya me contarás!-
Holaaa!
Siiiii, tenemos la mochila, lo que pasa es que ese día decidimos salir con el carrito por el calor que hacia.
Gracias! Un abrazo! 🙂
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Jajajaja, hubiera dado algo por estar allí para ver el espectáculo en vivo y en directo, además te hubieras ahorrado las dos llamadas. Me encanta el sentido del humor que empleas para contarlos. A seguir disfrutando de la niña y de vuestros perros. Felicidad a tope
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Jajajajaha! Pues si. Me he visto en esas, además uno de mis chuchos es un dogo alemán q cuando dice a tirar, ni te cuento… Yo empecé con el carro y tb me hr pasado al porteo. Ahora q nos echen campo q nosotros pa lante. Un saludo a todas esas madres niño-perrunas!
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Pues no veas, con un dogo alemán llegas lejos, jajaja!
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