Puppy party

***ACTUALIZACIÓN: ESTUDIO RECIENTE***

Un estudio publicado recientemente (González-Martínez, 2019) evaluó el efecto de la asistencia de un grupo de cachorros (menos de 3 meses) y otro de perros jóvenes (más de 3 meses) a clases de cachorros sobre el comportamiento de los adultos. Los resultados fueron más favorables en las conductas de agresión, capacidad de entrenamiento, miedo no social y sensibilidad al tacto en los grupos que habían asistido a clases de cachorros de pequeños. Por tanto,  asistir a clases de cachorros es muy importante para la exposición social con otros cachorros y personas y podría tener una asociación con el comportamiento a largo plazo del perro.

QUÉ SON Y PARA QUÉ SIRVEN

Las Puppy parties son encuentros o reuniones entre cachorros de edades similares, que tienen como objetivo principal que éstos se socialicen con otros cachorros y con personas, que aprendan las órdenes básicas y que se habitúen al manejo del veterinario y a las visitas a la clínica.

Para el propietario es una forma de aumentar el vínculo con su perro, a la vez que aprende sobre su educación, sus necesidades básicas y su comportamiento normal y las formas de detectar posibles problemas de comportamiento.

Suelen llevarse a cabo en la recepción de la clínica, previamente despejada y desinfectada; y básicamente son sesiones de socialización mucho menos estructuradas que las clases de cachorros. Todos los cachorros juegan mientras se fomenta el contacto con el personal de la clínica y los distintos propietarios que acuden a la sesión.

Mientras tanto se ofrece una pequeña charla sobre educación y comportamiento por parte del mismo veterinario, un especialista en conducta o un educador canino. También puede coexistir esta información con consejos sobre higiene, vacunación y alimentación del cachorro.

Los cachorros deben estar vacunados y desparasitados para poder acudir a estas sesiones. Estas sesiones constituyen una parte esencial de los programas de prevención de problemas de comportamiento.

EL JUEGO

La metodología de las Puppy parties está basada en el juego. El juego es de una importancia esencial en los animales altriciales, de manera que mediante él los cachorros “practican” los comportamientos que posteriormente formarán parte de sus patrones fijos de conducta. El juego es esencial para el aprendizaje.

Los cachorros que se crían separados de sus madres o de sus camadas muestran una mayor sensibilidad a todo tipo de contacto social, llegando a desarrollar problemas de aprendizaje, fobias, hiperactividad, ansiedad generalizada y un largo etcétera. Además, mediante el juego los perros aprenden a ejercitar y desarrollar  la coordinación motora, lo que les servirá para su posterior adaptación a distintos ambientes y entrenamientos.

Mientras los cachorros juegan nada es serio. Ninguna conducta llega a terminar su display, sino que se repiten una y otra vez y se intercalan con otras distintas, de manera que cada cachorro puede representar todos los roles posibles.

Debemos proporcionar por tanto, un espacio libre de objetos con los que el cachorro pueda hacerse daño; a la vez que lleno de otros con los que los cachorros puedan experimentar distintas sensaciones: diversos tipos de juguetes, globos, elementos sonoros, estímulos visuales, etc.

Es fundamental que en las sesiones coexistan cachorros de distintas razas, tamaños y colores, así como personas y a ser posible, niños. De esta manera se fomenta la impronta intra e inter específica. Los cachorros deberán estar por supuesto libres, en un espacio sin peligros. No se deben proteger ni forzar por parte de los propietarios, para no reforzar el miedo y promover que sean ellos mismos los que se integren en el ambiente.

EL PERIODO DE SOCIALIZACIÓN

El periodo ideal para realizar estas sesiones es el periodo de socialización del cachorro. Este periodo está comprendido aproximadamente entre las 3 y las 12 semanas de edad, en algunos individuos hasta 4. Empieza cuando en el cachorro se desarrollan los sentidos y la coordinación motora, de forma que puede empezar a interaccionar con su entorno y a adquirir estímulos, procesarlos y convertirlos en experiencias que luego le servirán para desarrollar conductas. Acaba cuando aparecen las primeras respuestas de miedo ante estímulos del entorno.

Este periodo es tan importante en la vida del perro que muchos lo llaman periodo crítico, ya que todo lo que el cachorro aprenda durante estas semanas, quedará fijado en sus patrones de conducta.

Es muy importante que el cachorro permanezca con su madre y hermanos hasta las 8 semanas, si puede ser, y que el resto de la socialización la acabe en su nuevo hogar, con sus nuevos dueños. Por lo tanto la edad ideal para acudir a las sesiones estaría entre las 8 y las 12 semanas.

Mediante el contacto con su madre, ésta ejerce sobre los cachorros acciones correctivas de comportamientos inadecuados, por ejemplo, “la inhibición de la mordida”, inhibe también las conductas demasiado dominantes, las conductas de protesta, les habitúa progresivamente al desapego, es decir, a separarse de la madre y emprender una vida propia.

Con sus hermanos de camada, y mediante el juego, aprenden también a controlar la mordida y a establecer la jerarquía practicando la dominancia y la sumisión, aunque no es hasta los 4 meses cuando la jerarquía queda establecida.

A través del contacto con personas y otros animales se lleva a cabo el reconocimiento de especie, y así el cachorro aprende a convivir con otras especies distintas a la suya, previniendo posibles comportamientos posteriores de miedo hacia personas u otros perros.

También se habitúa a todo tipo de estímulos externos, de los que los más importantes de cara a problemas de comportamiento son los ruidos intensos.

Y, por último aprenden las normas de eliminación adecuada, desarrollando una preferencia por un determinado sustrato y lugar sobre las 8-9 semanas.

De todo esto debemos deducir que lo ideal a la hora de adoptar un cachorro, para actuar desde la prevención como queremos, es dejar, por un lado, que su madre y hermanos le enseñen lo correspondiente a su especie, y por otro, terminar de enseñarle nosotros lo correspondiente a la nuestra. Y para ello sería necesario dejarlo con su camada hasta las 7-8 semanas y luego introducirlo en las Puppy parties y clases de socialización, aprender todo lo necesario sobre su comportamiento normal y sobre cómo educarlo para mantener una relación sana y una convivencia equilibrada en nuestra sociedad.

La idea esencial es crearle al cachorro un MINIMUNDO a su medida, enseñarle lo que va a ser su mundo en muy poco tiempo, para que más adelante sea capaz de reconocerlo todo como familiar.

LAS FEROMONAS

Un estudio realizado usando feromonas en las Puppy parties y clases de cachorros demostró que aquellos cachorros que habían sido expuestos a DAP (dog appeasing pheromone) mostraban con diferencia menos reacciones de miedo y ansiedad que los que pertenecían al grupo placebo (Denenberg anda Landsberg, 2008). Entre los cachorros tratados con DAP se daban ratos de juego e interacción social de mayor duración, además de que el seguimiento telefónico de estos cachorros ponía de manifiesto una socialización más rápida y efectiva y una mejor adaptación a nuevos ambientes que los pertenecientes al placebo.

LO QUE SE ENSEñA EN LAS CLASES DE SOCIALIZACIÓN

No castigar físicamente al cachorro. De esta forma sólo conseguiremos que el perro nos tenga miedo y pierda la confianza en nosotros. Hay que estimularlo siempre positivamente.

Por supuesto habrá perros que aprendan las cosas en 1 día y otros en 1 semana, esto depende del carácter de cada uno y de nuestra paciencia.

Reforzar SIEMPRE  los buenos comportamientos, aunque nos resulte ridículo, con mucha fiesta y estridencia, además de con trocitos de comida que le resulte muy apetitosa. A mejor cumplimiento, mayor premio. No nos creamos que el perro sólo va a cumplir cuando le demos comida. Progresivamente iremos retirando este premio para sustituirlo por una palabra agradable.

Los malos comportamientos tendrán como resultado la retirada de nuestra atención.

Empezar lo antes posible con la enseñanza de la eliminación adecuada. Utilizaremos igualmente el refuerzo positivo.Recordamos que anteriormente hemos indicado que el cachorro desarrolla sus preferencias por un sustrato y un lugar para la eliminación alrededor de las 9 semanas, aprovechemos esto.

Iniciar también lo más pronto posible la socialización. Hemos de poner en contacto al cachorro con todo lo que va a ser su mundo de adulto, para luego evitarnos sorpresas. Hay que enseñarle a las personas, otros perros, otros animales, los ruidos, la calle, el tráfico, el paseo con correa, el paseo en coche, el campo, la playa, los niños, las bicicletas, etc., etc., etc. Recuerda que cuantos más estímulos conozca, más equilibrado será.

Hay que practicar también en este periodo los hábitos de higiene. El baño, el cepillado, la higiene dental y auditiva, el corte de uñas, el corte de pelo, todo lo que suponga una manipulación del animal tiene que ser para él una experiencia agradable, no un trauma. Esto se consigue mediante habituación progresiva y refuerzo positivo.

Así también le enseñaremos a llevar su collar y a que se deje ponérselo estando tranquilo y sentado, sin dar saltos.

La inhibición de la mordida es muy importante. El cachorro debe entender que sólo puede morder sus juguetes, no debe morder patees del mobiliario ni nuestras manos o ropa. Es muy importante que los niños se impliquen en estos ejercicios, ya que son frecuentemente los que más sufren los mordiscos del cachorro.

Debemos hacer de nuestra casa una casa a prueba de perros, es decir, no dejar por medio nada que el cachorro pueda coger y morder, destrozar o tragar. Los comportamientos erróneos deben corregirse siempre en el mismo momento. Si no lo hemos visto, no podemos corregirlo.

Podemos empezar con el adiestramiento básico del cachorro. Enseñarle a cumplir las ordenes básicas, como sit, platz, junto, quieto, nos ayudará a tener un control sobre el animal en el momento que lo necesitemos, y nos permitirá establecer con él la jerarquía familiar, en la que todos debemos estar por encima del perro. La forma de conseguir esto es hacerlo cumplir las órdenes básicas siempre que quiera algo de nosotros. Por ejemplo, al ponerle su comida debe sentarse primero, al igual que para salir de paseo, para los hábitos de higiene, etc. Así fomentaremos la tranquilidad en el cachorro, y no el nerviosismo y la hiperactividad.

Debemos establecer también un control mediante la comida. Las horas de la comida deben ser fijas, así como las del paseo, y deben tener  una duración límite, haya comido o no. Sacar a pasear a nuestro perro varias veces al día, que tenga contacto con el exterior, y proporcionarle sesiones de juego. Esto es muy importante para su socialización y para su bienestar. Los juegos que más lo estimulan son el traer la pelota, el escondite, la presa,…

Por último es muy importante enseñar al cachorro a estar solo. Debemos hacerlo de manera progresiva, no traumáticamente. Incluso si estamos en casa, tenerlo durante periodos cortos y cada vez más prolongados separado de nuestra presencia. Practicar también las salidas de la casa sin él para que vea que si nos vamos, siempre volvemos.

REFERENCIAS

González-Martínez, A., Martínez, M. F., Rosado, B., Luño, I., Santamarina, G., Suárez, M. L., … & Diéguez, F. J. (2019). Association between puppy classes and adulthood behavior of the dog. Journal of Veterinary Behavior.

Por Rosana Álvarez Bueno.

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  1. 03/04/2013

    Cuanto antes socialicemos al cachorro mejor, eso está claro, pero el problema está en que estas socializaciones se deben hacer con el cachorro vacunado y para eso hay que esperar un tiempo 🙁 Mientras tanto, lo ideal sería sacar al cachorro a conocer mundo cogido en brazos. ¡Pero cuidado con estas macrofiestas, son muy del estilo a lo que propone Ian Dumbar en la manera de socializar a un cachorro y creo que a ese señor, en algunos capítulos del libro, se le iba la pinza! Al igual que es bueno que el cachorro conozca diversidad, un montón de gente y perros desconocidos en una sala puede también ser un sock tremendo.

    • Hola Antonio, agradecemos tu comentario. Obviamente la socialización hay que hacerla conjuntamente con la vacunación. Y todo ello hay que hacerlo con cuidado. Lo que no se puede es exponer al cachorro a la estimulación en su mayor grado o nivel, hay que ir poco a poco. Lo ideal es esperar hasta que el cachorro tiene la segunda vacuna puesta. Esto sería aproximadamente con 8 semanas. Todavía nos queda tiempo para socializar hasta las 12.
      Saludos. 🙂

  2. 03/01/2018

    No sabía que esto existía, me parece muy interesante!

    • Es muy interesante para la socialización de los cachorros, pero debe ser realizado y supervisado por un profesional.
      Gracias!

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