Seguro que podéis acordaros de vuestra etapa en el colegio. Había algunos maestros que te daban con una regla, otros que te gritaban, otros que te castigaban en el rincón o te tiraban de las orejas; en fin, para todos los gustos. Pero ¿a cuál recordáis con una sonrisa? ¿Al maestro o maestra que utilizaba esas técnicas o aquéllos que os hacían las clases divertidas y que te permitían equivocarte para contestar de nuevo?
Vuestro perro puede daros la respuesta con su lenguaje corporal cuando os ponéis a trabajar con él.
El castigo positivo es un mal método para educar a vuestro perro o a vuestro gato. Lo primero es que ellos no aprenderán nada de su utilización y además les quedará un recuerdo negativo de la sesión de trabajo, por lo que la siguiente vez la emprenderán con negatividad y no con alegría. Además, no estarás creando un vínculo de confianza con él, sino todo lo contrario, una relación en la que predominan el miedo y la desconfianza, no seréis amigos sino amo y esclavo… ¿Quieres eso?
Cuántas veces hemos escuchado frases como «es que mi perro no aprende, por más que le digo que no». Claro que no aprende, ¿alguna vez te has molestado en decirle que sí a lo que hace bien? ¿No es más divertido para todos utilizar el refuerzo positivo? Si no lo haces empieza ahora, ya verás como la cara de tu perro cambia y también su disposición a aprender. Cada vez que veas que tu perro o gato están haciendo algo que no te gusta, en vez de ir a regañarle o castigarle desproporcionadamente, piensa en qué podrías hacer para premiar una conducta alternativa a la que estás observando.
Por ejemplo, si tu perro pide en la mesa lo primero que tienes que hacer es dejar de darle comida en la mesa y no dejar nunca comida a su alcance allí. Cuando venga a pedirte ignóralo. Pero esto no será suficiente, porque tu perro está acostumbrado a pedirte y si no le das acabará frustrado y te pedirá con más insistencia o redirigirá su frustración a otra conducta problemática. ¿Qué puedes hacer? Muy fácil, enséñale el ejercicio de ir a su camita mediante refuerzo positivo: 5 minutos varias veces al día dirígelo con chuches allí y prémialo cuando vaya; ponle de vez en cuando comida allí para que se la encuentre cuando pase; rellénale un juguete de comida y dáselo en la camita. Ya verás cómo pronto prefiere estar allí que pidiendo en la mesa.
El método en positivo significa reforzar de manera positiva (comida, juego, caricias) las conductas que queremos que se repitan, e ignorar las que queremos que se extingan. Este método es el ideal para construir un vínculo seguro con tu animal de compañía, sea perro o gato. Existirá confianza, comunicación, seguridad y predicitibilidad para él.
Los perros se pasan horas y horas al día observando todo lo que hacemos. Establecen asociaciones entre nuestro lenguaje y lo que ocurre a su alrededor. Si lo que ocurre a su alrededor es positivo y lo relacionamos con señales, ya sean gestuales o verbales, les estaremos dando predicitibilidad. Y [Tweet «un animal que puede predecir lo que va a ocurrir en su entorno es un animal feliz»].
Cualidades necesarias para conseguir esto son la paciencia, la constancia, la capacidad de trabajo y la observación. Sin estas cualidades no tendrás unos buenos cimientos para construir ese vínculo.
Sé paciente, trabaja día a día con él, no le exijas demasiado y diviértete enseñando, él te lo agradecerá.
Por Rosana Álvarez.
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Llevo un tiempo leyendo cada articulo del blog pero he aprovechado éste para conocer su opinión sobre el comentario que voy a hacer respecto al castigo positivo. No pretendo que se extraiga que es un método a considerar por defecto pero sí que en casos muy puntuales lo he usado y he conseguido prevenir males mayores. Sólo hablo basándome en mi perra pastor aleman con 3 años ya y con un carácter noble. Desde que llego a casa se le enseño qué estaba permitido y qué prohibido de una forma progresiva. He creado un fuerte vínculo con ella a base de mucho jugar, ofrecerle retos metales, enseñarle los tradicionales trucos, etc y lo sé porque no me quita ojo de encima, me busca para jugar, me lame, se echa a dormir a mi lado, me busca cuando se pone a ladrar ante la llegada de un desconocido, etc. Le permito que durante el juego se suba encima mía y muerda, pero a estas alturas y con un simple «chssst¨» cede en su exceso. He leido muchos libros sobre adiestramiento y psicologia canina y ciertamente se me hace muy dificil extinguir conductas agresivas sin recurrir a «mi» castigo positivo, es decir, pongo voz grave para decir «chssst, NOOO» y una mirada fija y desafiante hacia mi perra, que en ocasiones he tenido que subir de intensidad y derivarlo en la famosa «mordida» con la mano para que reaccionase la perra. Insisto, sólo en determinadas situaciones de agresividad en mi perra me ha salido usar éste castigo. Para aclarar, decir que la agresividad se debía a querer perseguir a gatos y a reacciones frente a otros perros que se mostraban agresivos con ella. Tras explicarme, y perdón por no ser breve, quería saber si en casos parecidos existen técnicas para evitar éstas conductas agresivas. Sé que existe la habituación y el contracondicionamiento para el caso de perseguir a los gatos y ya he hecho grandes progresos, pero me refiero a casos en los que la perra muestra de forma impredecible comportamiento hostil, ¿como hacerle saber que debe permanecer quieta? Creo que en mi perra pesan más los momentos buenos que compartimos que cuando le regaño de forma ocasional, de ahí que justifique usar el castigo postivo cuando interpreto la situación de «urgencia».
Muchas gracias y enhorabuena por el blog.
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Muchas gracias pos sus comentarios Juan Manuel.
Tengo que decirle que es muy difícil no usar el castigo positivo en la vida cotidiana. Sobre todo en situaciones como las que usted comenta, y seguramente, si tiene usted un vínculo tan fuerte con su animal éste no se estropee por el uso esporádico del mismo.
Pero tendría que identificar cuáles son los momentos o situaciones en que tiene que usarlo para poder trabajar esas situaciones por otro lado de una manera constante, de forma que dejen de presentarse y no le sea necesario usar el castigo positivo.
Espero haberle ayudado en su duda.
Un saludo cordial.
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Eso es, se hace muy dificil no regañar en el día a día por diversas situaciones que a nuestros amigos peludos los ponen en alerta. Como decía, lo intento combatir a través de la habituación y usando refuerzos positivos cuando se muestra atenta a mi y no a la «amenaza». Gracias por lo didáctico del blog y por la labor en general de vuestro trabajo. Os admiro.
Un saludo.