
Como especialista en Medicina del comportamiento trabajo desde la base de que la salud emocional es tan vital como la física. Por eso, el enfoque Fear Freeo de manejo de bajo estrés resuena profundamente en mi manera de trabajar y de enfocar la profesión.
Se trata de una revolución en la atención veterinaria que pone al animal en el centro, y va más allá de un simple «trato amable». Es una filosofía que se basa en la cooperación en lugar de la obligación.
La diferencia entre cooperación y obligación
Tradicionalmente, en la consulta veterinaria, el animal era sujetado y forzado a someterse a procedimientos, y lamentablemente aún se hace. Se le hacía un examen o se le ponía una vacuna, independientemente de su estado de ánimo o las señales de miedo, ansiedad o estrés que pudiera estar mostrando.
Este método no solo aumenta el estrés del animal, sino que también puede ser peligroso para el equipo veterinario y el tutor del animal. Además, a largo plazo, genera una aversión al veterinario y al centro que dificulta o incluso impide la atención futura.
El enfoque Fear Free cambia este paradigma por completo. Se basa en una pregunta simple pero poderosa: «¿Me das permiso?». Es una forma de respeto y de escuchar lo que el animal nos dice con su lenguaje corporal. Les pedimos permiso para tocarlos, para auscultarlos, para rasurar una zona, etc.
Los «start button behaviors» (comportamientos de inicio)
Para poder «pedir permiso», necesitamos que el animal tenga una manera de dárnoslo. Aquí es donde entran en juego los «start button behaviors» o comportamientos de inicio. Son comportamientos que el animal aprende a realizar, o que le enseñamos a ello, para indicarnos que está listo para continuar con un procedimiento. Por ejemplo:
- Poner la barbilla en la mano: El animal apoya voluntariamente su barbilla en la mano del veterinario, indicando que está cómodo y listo para la auscultación o el examen de cabeza.
- Posar la pata en un pedestal: El perro coloca una pata sobre una superficie elevada, señalando que está preparado para una extracción de sangre.
- Avanzar hacia el veterinario: Un gato sale voluntariamente de su transportín y se acerca a la mesa de exploración.
Cuando el animal realiza uno de estos comportamientos, sabemos que tenemos su consentimiento para avanzar. Si el animal retira la pata, levanta la cabeza o se aleja, es una clara señal de que dice «no». En ese momento, paramos, reevaluamos la situación y buscamos una alternativa. Porque ya sabemos que NO significa NO.
Este método no es solo más humano; también es más eficaz. Un animal que coopera está más relajado, lo que facilita un examen más preciso y un tratamiento más seguro. Se reduce el riesgo de lesiones, y se construye una relación de confianza que beneficia a todos los involucrados: al animal, al tutor y al equipo veterinario.
Como veterinaria del comportamiento, mi labor es precisamente educar sobre la importancia de esta aproximación. Es un cambio de mentalidad, un paso hacia una medicina veterinaria verdaderamente centrada en el bienestar, donde el respeto y la empatía son tan importantes como el conocimiento clínico.
Por Rosana Álvarez Bueno
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