En respuesta al artículo: Reflexión sobre la denominación «Familia Multi Especie» de Jesús Fernández Pascual, secretario del Colegio de Veterinario de Cádiz

El término “familia multi especie” no es un capricho lingüístico ni un intento de desvirtuar las definiciones tradicionales de familia, sino una respuesta a una evolución natural de nuestras relaciones con los animales en el contexto de la sociedad moderna. Más que una simple metáfora, este término captura una realidad vivida por millones de personas que consideran a sus compañeros animales como miembros plenos de su familia. ¿Por qué entonces negarles ese lugar desde el lenguaje, la normativa y la filosofía?

1. La familia: una construcción social en constante evolución

La definición de familia no es ni fija ni absoluta. A lo largo de la historia, el concepto de familia ha cambiado significativamente para adaptarse a las realidades sociales y culturales de cada época. Por ejemplo:

  • Del patriarcado a la diversidad: Lo que alguna vez fue una institución patriarcal y nuclear, ahora incluye familias monoparentales, reconstituidas, homoparentales, e incluso comunidades colectivas.
  • Relaciones no basadas en la sangre: Adopciones, vínculos afectivos y amistades profundas son reconocidas social y emocionalmente como familia, aunque no tengan lazos biológicos.

En este contexto, incluir a los animales dentro de la noción de familia no rompe la tradición, sino que amplía su alcance para reflejar los cambios en la manera en que vivimos y sentimos nuestras relaciones.

2. La importancia del vínculo afectivo

Negar a los animales el estatus de miembros de la familia ignora la evidencia científica y anecdótica que respalda la intensidad del vínculo humano-animal. Estudios en psicología, etología y sociología han demostrado que:

  • Los animales generan un impacto emocional comparable al de otros seres humanos. Sus tutores reportan sentimientos de amor, protección y responsabilidad hacia ellos.
  • Los animales son consuelo en momentos de pérdida, soledad y trauma. En muchas familias, los perros, gatos o incluso animales menos convencionales son pilares emocionales.
  • El término “familia multi especie” es una manera de validar esas experiencias y garantizar que la importancia de estos vínculos no sea minimizada ni relegada al ámbito de lo accesorio.

3. Filosofía: ¿Qué nos define como humanos?

Se argumenta que los humanos son únicos por su capacidad de razonamiento, autoconciencia y espiritualidad. Sin embargo, esta visión antropocéntrica ha sido constantemente desafiada:

  • Capacidades cognitivas compartidas: Estudios han demostrado que animales como delfines, elefantes, perros y primates poseen autoconciencia, empatía e incluso formas de duelo. ¿No merece esto un reconocimiento más profundo de su lugar en nuestras vidas?
  • La espiritualidad y el alma: Incluso si aceptamos que los animales no tienen una dimensión espiritual similar a la humana, su capacidad para conectar con nuestras emociones y mejorar nuestra calidad de vida debería ser motivo suficiente para reconocerlos como miembros plenos de nuestras familias.

El filósofo Tom Regan argumentó que los animales tienen un valor intrínseco que no depende de su utilidad para los humanos, sino de su capacidad para experimentar la vida y formar lazos. Si compartimos nuestras vidas, hogares y emociones con ellos, ¿por qué no compartir también la definición de familia?

4. Perspectiva jurídica: hacia un nuevo paradigma

El derecho no es estático; evoluciona con los valores de la sociedad. El reconocimiento de los animales como “seres sensibles” en la legislación española y europea es un paso crucial hacia una mayor integración de sus necesidades y derechos en nuestras normas. Reconocerlos como parte de la familia podría traer beneficios importantes:

  • Custodia en caso de separación o divorcio: Ya existen disputas legales sobre quién se queda con el animal en caso de ruptura. Reconocerlos como miembros de la familia simplificaría estos procesos y garantizaría su bienestar.
  • Protección legal ampliada: Incluir a los animales en la noción de familia podría reforzar su protección contra el abandono, el maltrato y la negligencia, obligando a los tutores a asumir responsabilidades legales más claras.
  • Herencia y cuidado futuro: En muchos países, ya se permite designar herencias para garantizar el cuidado de un animal tras la muerte de su tutor. Reconocerlos como parte de la familia daría mayor legitimidad a estas prácticas.

El miedo a “diluir” la estructura jurídica de la familia es infundado. La inclusión de nuevas configuraciones familiares nunca ha debilitado el derecho, sino que lo ha hecho más justo y acorde con las realidades sociales.

5. Humanización versus respeto por la especie

Uno de los argumentos más recurrentes contra el término “familia multi especie” es que fomenta la humanización de los animales, algo que podría ser perjudicial para su bienestar. Sin embargo, esta es una falacia basada en un entendimiento simplista:

  • Reconocer a los animales como miembros de la familia no significa ignorar sus necesidades específicas. Al contrario, quienes consideran a sus animales como parte de la familia suelen estar más comprometidos con su cuidado, salud y bienestar.
  • La humanización problemática ocurre cuando tratamos de imponer comportamientos humanos a los animales, pero esto no es inherente al uso del término “familia multi especie”. De hecho, un vínculo respetuoso y profundo puede coexistir con un reconocimiento claro de la naturaleza del animal.

6. El poder transformador del lenguaje

El lenguaje moldea nuestras percepciones y, en última instancia, nuestras acciones. Llamar “miembros de la familia” a los animales con quienes compartimos nuestra vida:

  • Refuerza la empatía hacia ellos, fomentando un trato más ético y respetuoso.
  • Ayuda a sensibilizar a las personas sobre las responsabilidades que conlleva tener un animal en casa.
  • Reafirma la conexión emocional profunda que muchas personas ya sienten.

Si las palabras tienen el poder de transformar realidades, ¿por qué no usar “familia multi especie” como un catalizador para una sociedad más inclusiva, ética y empática?

Conclusión: La familia como espacio de amor y conexión

La verdadera esencia de la familia no radica en definiciones rígidas ni en categorías legales, sino en el amor, el compromiso y el cuidado mutuo. Los animales que comparten nuestras vidas cumplen con todos estos criterios: nos aman, nos cuidan y nos inspiran a ser mejores. Negarles el título de “miembros de la familia” es ignorar una verdad fundamental sobre nuestra naturaleza humana: que la familia, en su forma más pura, es un espacio de conexión que trasciende las barreras de la especie.

Adoptar el concepto de “familia multi especie” no solo enriquece nuestra comprensión de las relaciones interpersonales, sino que también nos desafía a ser más inclusivos y conscientes de las responsabilidades que tenemos hacia todos los seres con quienes compartimos este planeta. Es un paso hacia una sociedad donde el amor y el respeto son verdaderamente universales.

Por Rosana Álvarez Bueno

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