
Parece que los gatos sienten una especial atracción por las cajas. Lo comprobaremos fácilmente si plantamos en casa una caja vacía y nos dedicamos a observar.
La reacción más probable es que el gato trate de meterse dentro, aunque la caja sea muy pequeña y parezca que no cabe.
Lo mismo puede pasarnos con una bolsa de papel o una de estas que hay ahora para llevar la compra, con el bombo de la lavadora, con un cajón de un armario, así hasta no parar de contar.
Los gatos, por su carácter solitario, encuentran muy importante tener sitios donde esconderse en su ambiente. Sobre todo si esos sitios son pequeños, recónditos y no cabe otro gato dentro. De esta manera consiguen desaparecer si algo les amenaza (otro gato, un perro, un niño que lo persigue, etc)
Pero esta curiosa atracción no solo es propia de los felinos domésticos, sino también de los salvajes, quizás indicándonos con eso que esta costumbre viene de lejos.
Sea como sea y a lo que sea debido, es evidente que para el gato disponer de una caja supone un elemento muy importante de enriquecimiento ambiental. Estimulará su curiosidad, hará ejercicio físico y mental ( y más si le introducimos comida o un juguete dentro) y además, y muy importante, tendrá un sitio donde esconderse si algún peligro le acecha o simplemente si quiere estar tranquilo y echarse una siestecita.
Si no lo has hecho nunca, empieza ahora. Te sirve cualquiera, una caja vacía de un paquete que te ha llegado, una bolsa de papel a la que le cortes las asas, una cesta, una caja de zapatos, … Además puedes fabricar bonitos elementos de decoración con cajas vacías, haciéndoles puertas y ventanas, pintándolas o decorándolas con papel de regalo. Puedes hacerlo con tus niños, verás cómo les gusta! Busca y encontrarás, y a tu gato lo harás feliz.
Por Rosana Álvarez Bueno.