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Si te perdiste la primera parte de Introducción del bebé en una casa con gato puedes leerla AQUÍ. Hoy la segunda parte donde te damos consejos de convivencia y mucho más. ¡Gracias por leernos!

Queremos hacer hincapié en algo que también nos parece muy importante. En el caso del gato, cuando vayamos a dar a luz al hospital, lo mejor que podemos hacer es dejarle en casa, es decir, hay gente que se plantea llevarlo a residencias o cambiarle de casa, esto NO es recomendable prácticamente en ningún caso tratándose de gatos. Lo mejor, que le dejéis en casa y que alguien vaya un par de veces al día a limpiarle la arena, ponerle agua y comida y a revisar que está bien. Como ya os hemos explicado, a los gatos les alteran sobre manera los cambios.

Los gatos son cazadores solitarios, por lo que les sería muy costoso adaptativamente hablando mostrar sus debilidades. Por eso los gatos se esconden cuando ven alguna amenaza o están enfermos. Por lo tanto, otra cosa que debéis proveerles es de sitios para esconderse con la llegada del bebé, ya que va a suponer un evento estresante. Pueden ser cajas o camitas colocadas en sitios tranquilos o elevados, un armario abierto, una salida al exterior, etc.

De cara al día que lleguemos con el bebé a casa, podemos hacer alguna cosa previa, por ejemplo, mientras dure la estancia en el hospital, nuestra pareja o algún familiar (ojo, tiene que ser una persona conocida y amistosa para el gato) puede llevar una mantita o prenda del bebé, y dejarla en algún lugar que sepamos que el gato frecuenta, ¡cuidado!, no se trata de enseñarle la prenda en cuestión al gato en la cara y decirle “mira gatito, mira qué bien huele esto” (si lo decimos es porque no sería la primera vez que lo vemos), sino más bien de dejarle la prenda a su alcance para que la huela o se frote con ella si lo cree oportuno. Fin de la actuación. Es una manera de averiguar qué efecto le causa. Si se frota con la prenda es buena señal, si véis señales de malestar o agresividad en vuestro gato tendréis que contactar con un especialista (veterinario especialista en etología).

Cuando entremos en casa con nuestro hijo, es importante que estéis relajados, por favor, dejar de creer que los gatos se van a tirar a la cara de vuestro bebé y le van a dejar la marca del Zorro (dejamos muy claro con esto que el mito de que los gatos siempre atacan a la cara es MENTIRA). Si el gato se acerca a curiosear lo que tenéis entre manos, permitirle que huela, que se frote o lo que sea, por supuesto se sobreentiende que tendréis cuidado, pero nunca apartéis al gato de mala manera, no le asustéis con sprays, con gritos ni nada parecido, eso sí puede generar una respuesta de miedo o estrés en el gato y desencadenar un episodio, digamos, feo.

Según sea vuestro minino, podréis ver diferentes reacciones, habrá gatos que sientan mucha curiosidad y se acerquen a vosotros y al bebé a todas horas, los habrá que sean más cautelosos y reservados y lo miren desde lejos, los habrá que varíen sus costumbres por la llegada del bebé… Es tan respetable lo uno como lo otro, pero nunca forcéis la interacciones, nunca castiguéis al gato por querer contactar con el bebé, tampoco le castiguéis por meterse en su cunita, o en el carrito, si no os gusta que esté ahí simplemente cogéis al gato y lo sacáis de ahí, o le llamáis con unas golosinas y se las ponéis en el lugar dónde sí queréis que se acueste.

Debéis darles tiempo, por si os sirve de ayuda y/o ejemplo, os contamos nuestro caso. Nosotras tenemos dos gatitos, un macho rubio y una hembra atigrada, Macarrón y Jabuguita. Él es un gato un poquito más tímido que ella, y por tanto la llegada de Berta le alteró un poco más sus esquemas. De hecho él, que dormía siempre en los pies de la cama, con la llegada de la niña dejó de hacerlo, y le ha costado 3 meses volver a la cama. Jabuguita sin embargo desde el primer día ha mostrado muchísimo interés en Berta y en todas sus cosas, se metió en la minicuna, en la cesta del carrito, en el capazo, se frota con ella, le ronrronea, se tumba cerca de nosotras cuando Berta está mamando. Para que veáis qué dos reacciones tan distintas. Eso sí, nosotras les hemos dado libertad para entrar y salir del cuarto de Berta, olisquear sus cosas, frotarse, siempre con cuidado y sin asustarles. Y también hay que decir, que ambos son gatos que gozan de un gran enriquecimiento ambiental, ya que tienen acceso pleno al exterior, es decir, realizan todas las conductas propias del gato en libertad, con lo cual aunque hayan podido sufrir cierto estrés, se minimiza bastante. La convivencia ahora es más que armoniosa y a Berta ahora ¡empiezan a atraerle muchísimo!

Por supuesto, a pesar de todo lo que os hemos contado, sí deben tenerse ciertas precauciones, es decir, no dejar nunca en la cuna solos al gato y al bebé, y repetimos, no es porque vaya a atarcarle a la cara, pero sí que puede ocurrir que el bebé se mueva y el gato intente cazarle las manitas o los pies a modo de juego, y los arañazos de gato son dolorosos, o que se asuste ante el llanto del niño y reaccione mal. En general, bajo ningún concepto, deben dejarse solos a los animales con los niños, NUNCA, por mucho que digamos “es que yo sé que no le hará nada”, los niños son niños y los perros/gatos son animales, y las reacciones de ambos son a veces inesperadas, rápidas e impulsivas.

Y si a pesar de nuestras recomendaciones, notáis que vuestro gato tiene algún problemilla con la llegada del bebé, o la situación se os complica, os pedimos que no intentéis cosas por vuestra cuenta, los gatos son muy sensibles al estrés y cronificarlo puede derivar en enfermedades y trastornos complicados. Acudir al especialista de forma rápida es la mejor solución.

Esperamos como siempre que os haya servido y aprendáis un poquito de nuestra experiencia. Nos encantará que nos contéis vuestra experiencia, dudas o que nos consultéis aquello que os preocupe. ¡Aquí estamos! 

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Por María Garrido y Rosana Álvarez.

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