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Llega el verano, y con él las ansiadas vacaciones. Aquí en verano no hay vacaciones que valgan, hasta octubre no las “olemos”, así que mientras nos conformamos con las visitas a ese territorio del mal que es la piscina de la urbanización, pero que nos sirve para que Lady Berta agote sus interminables fuerzas y caiga rendida a las 20:30, o a la playa, o a un chiringuito, o… Bueno eso, que ocuparemos nuestras horas en lo que buenamente podamos.

Y claro, llega el calor, los días largos, los viajes, y aquí más de una se plantea qué hacer con el perro, el gato, el conejo o el bichejo que nos acompaña en nuestra locura diaria y que el pobre es como siempre el que menos se queja y al que cualquier plan le parece bien, siempre que no se le moleste mucho cuando el calor aprieta.

Este mes queremos contaros las distintas opciones que podéis barajar cuando salís fuera, qué se debe y no se debe hacer con nuestros peludos en días de calor, y sobre todo, cómo podéis disfrutar de un buen verano con ellos. Que ¡oigan, también se merecen unas vacaciones!

Esto es algo que parece absurdo recordar, pero lo hacemos porque nunca viene mal. Cuando se escoge al que será nuestro compañero de cuatro patas, ese nuevo miembro de la familia, hay que tener en cuenta qué ocurrirá cuando queramos salir de viaje o planificar las vacaciones. Hay que tener muy, muy claro que alguien podrá ocuparse de él, o que lo añadiremos a nuestros planes viajeros, o que tendremos dinero para pagarle un hotel/residencia donde alojarse. Y os parecerá ridículo, pero no lo es. Al igual que el modo de hacer turismo cambia cuando llevamos a un bebé de 8 meses, o a un niño de 2 años, también cambia cuando llevamos a un perro, o cuando tenemos que dejarle en algún sitio.

Por supuesto, la mejor opción, en el caso de perros claro, siempre será llevarle con nosotros. Adaptar las vacaciones para que todos podamos disfrutar. En España la cosa no es sencilla, hay pocos lugares dog friendly, aunque cada día más hoteles, casas rurales y alojamientos permiten animales. Siempre tenéis que aseguraros antes de hacer las reservas, porque hay muchos que limitan el alojamiento de perros a un determinado peso o raza (triste pero cierto, no vamos a debatir ahora sobre eso), y suelen cobrar un suplemento o una fianza por si hiciese destrozos (los humanos también los hacemos y no nos cobran ningún suplemento).

Si esta opción no es viable porque vuestra idea de viaje no pueda incluirle, o por el motivo que sea, una buena opción es que se quede con alguien de la familia o amigo que le conozca.

En caso de que no tengamos ningún allegado que pueda hacerse cargo de nuestro amigo nos queda la opción del hotel o residencia canina. Queremos hacer mucho, mucho hincapié en que elijáis muy bien el lugar dónde dejáis a vuestros perros. Por desgracia no es oro todo lo que reluce y hay alguno lugares que distan mucho de ser recomendables para dejar a nuestros amigos.

Lo mejor sería que el animal estuviese acostumbrado al sitio desde cachorro, al igual que hemos hablado en otros post sobre cómo habituar al perro a cosas de forma progresiva y positiva, deberíamos hacer lo mismo con el que pueda ser su lugar de vacaciones. ¿La razón? Sencilla, si llegamos y le dejamos en un lugar desconocido, con gente desconocida y otros perros desconocidos ¿qué creéis que ocurrirá en esos días? Pues evidentemente nada bueno. Pasará los días ansioso, nervioso y provocándole una experiencia traumática. Es sencillo hacerlo bien desde el principio.

A la hora de elegir el lugar, tened en cuenta varias cosas. A nuestro entender os enumeramos las que consideramos esenciales:

– Las habitaciones (las podéis llamar cheniles, jaulas… Pero suena un poco más feo) deben tener dimensiones suficientes, una zona resguardada y con sombra, y por supuesto ventilada.

– Deben salir todos los días al menos 2 veces. Y diréis ¿y esto por qué lo dicen? Pues porque son muchas las residencias que mienten sobre este asunto. Aseguraos que tanto domingos como festivos siempre haya alguien que vaya a sacar a los perros y a darles de comer y poner agua fresca. Conocemos muchos casos en los que desde el sábado hasta el lunes nadie atiende a los perros. Con lo cual si ocurre un accidente, se quedan sin agua, tienen que hacer sus necesidades, etc, están sin atención.

– Tienen que admitir que llevéis su comida y que respeten tanto las dosis como si toma algún tipo de medicación, además de su camita y sus juguetes (debéis llevar algo que reconozcan).

– Otra cosa que no deben hacer es mezclar a los perros en los patios o zonas de recreo si así lo decís. Muchas veces, por ahorrarse tiempo para limpiar, sacan a varios perros a la vez y los juntan en alguna zona. Si sabéis que vuestro perro no es amistoso o simplemente no queréis que se junte con otros por el motivo que sea deben respetarlo.

– Os deben pedir la cartilla de vacunación y por supuesto que el perro lleve microchip.

Esto es lo esencial o básico a la hora de elegir. Luego, por supuesto está cosas tan importantes como la limpieza e higiene, la seguridad, si conocéis o tenéis referencias de alguien que haya alojado allí a su perro. Incluso hay muchas que hoy en día tienen vigilancia por cámara para que podáis verles o incluso mandan fotos y vídeos.

No hemos mencionado aún a los gatos, pero no nos olvidamos. En este caso, hablando de los felinos, y aunque existen residencias especializadas para ellos, sentimos decir que nunca las recomendamos. Ya os hemos explicado que los gatos son extremadamente sensibles al estrés y bastante les supone que nos vayamos y les dejemos solos como para encima cambiarles de sitio. Lo mejor es que se queden en casa y que algún conocido vaya a diario a limpiarle el arenero, ponerle agua fresquita, comida y darle un rato de juego y compañía.

Tanto en el caso de perros como de gatos, siempre os recomendaremos las feromonas (ya hemos hablado de ellas en otros post). Para los perros en collar y a los gato en difusor colocado en casa. Les ayudará a afrontar la situación con un poco menos de estrés.

Si las cosas se hacen bien, ellos también pasarán unas vacaciones estupendas.

Nos gustaría además, añadir unos consejos útiles de cara al calor:

– Nunca, bajo ningún concepto, dejéis a un perro o un gato encerrado en un coche en verano (en invierno tampoco). En apenas unos minutos puede morir de un golpe de calor. Si no dejáis a los niños, a ellos tampoco.

– No salgáis con ellos de paseo a horas en las que el sol caliente (evitad de 12:00 a 20:00). Los perros no tienen la misma capacidad que nosotros para expulsar el calor. Lo hacen mediante el jadeo y las almohadillas plantares, pero no por el cuerpo. Y cuidado con el calor del asfalto y la arena de la playa, pueden quemarse las almohadillas. Es mejor adelantar el paseo de la mañana y retrasar el de la tarde. Y si a mediodía necesitan salir a hacer un pis, rapidito y a casa con el aire acondicionado y buena ventilación.

– Si queréis ir con ellos a la playa, aseguraos de que admitan la presencia de perros. Ya hay muchas en el litoral español (no tantas como quisiéramos) que permiten el baño en determinadas calas. Pero cuidado porque si no lo hacéis en esas playas podéis ganaros una multa de las gordas. Por supuesto, llevad sombrilla y agua, y no les dejéis beber agua de mar, o luego igual os dejan regalos desagradables.

– Otra cosa que os rogamos encarecidamente, es que no “rapéis” el pelo de vuestros perros por favor. Al contrario de lo que se piensa, el pelo no les da calor. ¿Habéis visto en el desierto a algún árabe en pelotas? La piel de los perros es muy delicada, y el pelo les protege de los rayos UVA, y por tanto de las quemaduras solares. Por favor, dejadles sus pelitos que para algo los tienen.

Os deseamos un verano muy feliz, disfrutad mucho de las vacaciones, del relax y de la buena vida mojito o GT en mano.

Y si nos necesitáis ya sabéis de dónde encontrarnos.

Por María Garrido y Rosana Álvarez.

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