Navidad es sinónimo de alegría, de amor, de familia ,de cariño. En Navidad nos volvemos generosos todos con todos y parece que todos los problemas que teníamos desaparecen por completo. La hipocresía abunda por doquier. Pero aún así, es una fecha preciosísima, donde el buen ambiente inunda las calles, llena de cosas buenas y bonitas. Una fecha para meditar. Una fecha donde te das realmente cuenta de lo afortunados que somos en todos los aspectos de la vida.
Pero también la navidad es un arma de doble filo para otros…
Todos los años en estas fechas se regalan cientos y cientos de animales. Nuestra impulsividad y afán de ser los mejores papis del mundo hacen que cometamos actos de los que después nos arrepentimos.
Todos los años en estas fechas se regalan cientos y cientos de animales. Nuestra impulsividad y afán de ser los mejores papis del mundo hacen que cometamos actos de los que después nos arrepentimos.
El tema está en que el arrepentirte de haber puesto en tu vida a un ser vivo puede ser el fin del mismo, pues ellos, a diferencia de la ropa o de los juguetes, no tienen ticket de devolución.
Muchas familias toman la decisión de poner debajo del árbol, no solo cachorros, si no gatitos, conejos y otros muchos animales, sin pensar realmente en la responsabilidad que ello conlleva. No solo los primeros días, sino toda la vida de ese animal.
El niño se ha portado muy bien durante todo el año, ha sacado buenas notas, es educado y pensamos que ya tiene la suficiente madurez como para hacerse responsable de un animal, pero lo cierto es que estamos equivocados totalmente.
Los niños son eso, niños. Los niños son personitas caprichosas e impulsivas que actúan sin pensar, no entienden de responsabilidades. Pero ellos tienen justificación, pues aunque ya tengan cierta edad, no dejan de ser eso, niños. Lo que no tiene justificación es que unos padres decidan regalar para Reyes o Papá Noel un cachorro, pensando en que el niño se hará cargo de él, no habiéndose informado de antemano que los animales hacen pipí y caca, enferman, muerden o arañan las cosas, lloran y rompen.
Y luego claro, se pasa el momento ese de subidón, de euforia y felicidad de desenvolver el ansiado cachorro el dia de reyes y nos damos de bruces con la cruda realidad.
Y el caso es que la realidad es un coñazo que suelta pelos y babas por toda la casa, que ladra, que ensucia y rompe nuestras cosas. Una realidad a la que hay que pasear y educar como si de otro hijo se tratara, a la que hay que llevar al veterinario y comprarle un sinfin de cosas para su confort.
El niño, pasados unos meses, se desentiende del animal y nos toca a nosotros hacernos responsables enteramente de ellos. Pero es que tenemos tantas y tantas responsabilidades (trabajo, hijos,compras, casa, comida, médicos, gimnasio, peluquería, …) No tenemos tiempo de otra responsabilidad más.
Peleas en casa por culpa del cachorro, conflictos, gritos y llantos. Hasta que al final, el perro va a la calle. O lo que es peor, a la perrera. Y esto no solo pasa en una familia, esto pasa en miles de familias todas las fiestas.
¿Por qué? Pues porque somos unos irresponsables y unos impulsivos. Nos creemos con el derecho de decidir por la vida de los demás (de ellos, de los animales ) sin pensar en el daño que podemos hacerles. Somos egocéntricos y egoistas por naturaleza. Solo sabemos ver por y para nosotros sin pensar en las posibles consecuencias que nuestros actos pueden llegar a causar.
«Es que es solo un perro». Solo por pensar así, ese simple perro vale más que tú.Por favor, los animales no son regalos, los animales no son juguetes. Ellos tienen sentimientos, ellos padecen igual que padecemos nosotros.
«Es que es solo un perro». Solo por pensar así, ese simple perro vale más que tú.Por favor, los animales no son regalos, los animales no son juguetes. Ellos tienen sentimientos, ellos padecen igual que padecemos nosotros.
NO REGALES UN ANIMAL. NO REGALES UNA VIDA.Ellos son nuestros amigos, nuestra familia. Si realmente no entiendes esto, por favor, ni te molestes en pensar traer un animal a tu casa, pues jamás podrás ofrecerle lo que requiere, y por tanto, sobrará.
No eduques a tu hijo en un ambiente de egocentrismo y egoísmo. No le enseñes a evadir sus responsabilidades de la manera rápida. Cuando ellos ven que abandonas a su «mascota». Edúcalo en el respeto no solo hacia las personas, sino hacia todos los seres vivos de la tierra. Enseñalé que todos merecemos ser felices y merecemos vivir bien.
#LOSANIMALESNOSONJUGUETES
No eduques a tu hijo en un ambiente de egocentrismo y egoísmo. No le enseñes a evadir sus responsabilidades de la manera rápida. Cuando ellos ven que abandonas a su «mascota». Edúcalo en el respeto no solo hacia las personas, sino hacia todos los seres vivos de la tierra. Enseñalé que todos merecemos ser felices y merecemos vivir bien.
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Por Billy Moreno Montero, un perrillo recogido y feliz.
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