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Bueno, pues ya está aquí febrero. Para nosotras es un mes muy especial, ¡el día 5 Lady Berta cumplió un añito! Y el sábado 7 celebramos su súper fiesta de primer cumpleaños, ¡qué locura! Y eso que somos poquitos, pero 18 personas metidas en casa, más los perros como locos… Os podéis imaginar, ¿no?

Ha pasado tan rápido que da miedo, y pena a la vez, y alegría también claro, porque hemos superado muchas etapas, nos hemos reído, hemos llorado… Pero sobre todo, hemos disfrutado mucho de ella en este año, y de la relación tan genial que está estableciendo con los perros y los gatos. Y el tema del que os queremos hablar hoy, va de la mano de esa relación de la que os hablamos.

Durante este año (y lo que te rondaré morena), hemos oído hasta la saciedad frases del tipo: “¿y cuando gatee qué va a pasar con los perros?”, “uy, se le llenará la ropa de pelos”, “¿y si le contagian la tos de las perreras?”, “¿y si traen pulgas?”… y así un largo etcétera de dudas y lo que no son dudas, sino más bien advertencias absurdas.

ENFERMEDADES QUE LOS ANIMALES PUEDEN TRANSMITIR Y VICEVERSA

Así que vamos a intentar aclarar unos cuantos conceptos sobre zoonosis, que para las que os habéis quedado con cara de póquer, el término hace referencia a las enfermedades que los animales pueden transmitir al ser humano y viceversa. Lo de viceversa es importante, porque aunque la gente no lo sepa, nosotros transmitimos también enfermedades a los animales.

Zoonosis: las parasitarias y las infecciosas:

1. Lombrices: dentro de las zoonosis parasitarias, de las más importantes y frecuentes, tanto las planas (tenias) como las redondas (nematodos). Las lombrices son unos gusanos que viven anclados a las paredes del intestino alimentándose vorazmente. Es de especial interés este tema, no porque se produzca mucho contagio, sino porque puede producirse, debido a que actualmente nuestras calles se encuentran infestadas de heces de perros no recogidas por sus dueños. En estas heces se encuentran los huevos de las lombrices.

Por tanto, una medida de higiene necesaria y obligatoria al menos 1 vez al año (aunque se recomienda cada 3 meses), es la desparasitación interna de vuestros peludos contra la equinococosis, vamos, contra lo que vulgarmente hemos descrito como “lombrices”. Es más frecuente encontrarla en niños y suele descubrirse fácilmente porque les pica el culete y pueden verse los gusanitos en las heces.

Se trata, y evidentemente no es mortal. Pero claro, hay que decir, que si vuestro hijo se ha contagiado es porque ha tenido contacto directo con las heces de ese animal, con lo cual, nos atrevemos a decir que esos padres controlan muy poco a su hijo, porque, o ha comido caca (así, como suena) o como poco, le ha metido el dedo al perro/gato en ano, cosa que no debería ocurrir, y no solo por higiene claro, si no porque no debería molestar al animal de esa manera. Evidentemente, si vuestro hijo va al parque y le da por comer tierra a puñados pues también puede contagiarse, o por comer verduras mal lavadas.

Es importante tener en cuenta que algunos de estos gusanos son transmitidos por las pulgas, por lo que es fundamental tener un control adecuado de parásitos externos (pulgas, garrapatas y mosquitos)

2. Toxoplasma: es el otro parásito intestinal muy importante, y que seguro que todas conocéis, es ese tan nombrado e innombrable. Sobre este bicho no hablaremos porque ya os lo explicamos en el artículo sobre cómo introducir un gato en casa. Pero sobre decir, como siempre, que son más peligrosas las verduras mal lavadas o la carne contaminada que nuestro animalito bigotudo en el contagio.

Y luego existen otros parásitos que no viven en el intestino, sino en la sangre. En este caso nos interesan los transmitidos por garrapatas y por mosquitos.

Con las garrapatas hay que tener un especial cuidado porque se cobijan y anclan en sitios donde normalmente no las vemos, no solo en los perros, sino en el hombre. En éste producen algunas enfermedades, que aunque poco frecuentes, son importantes, como la enfermedad de Lyme y la fiebre botonosa del mediterráneo. Recomendamos que si detectáis una garrapata en vuestro cuerpo acudáis a un hospital, nunca os la quitéis.

Una especie de mosquito transmite la leishmaniosis. No es muy frecuente el contagio a humanos pero puede ser peligroso en personas inmunodeprimidas.

Por último, como muy poco frecuentes tenemos algunos tipos de sarna de perros, gatos y conejos, que se tratan perfectamente y dejan de ser transmisibles al hacerlo.

Zoonosis infecciosas:

Sobre las zoonosis infecciosas, hay que decir, que en España, la vacunación de los perros, gatos y algunas especies más como los conejos o hurones, es obligatoria. Una de las zoonosis más peligrosas es la rabia, España se declaró zona libre de rabia en 1973, pero unos años más tarde hubo una epidemia, y desde entonces se impuso la vacunación obligatoria a perros y gatos. Es cierto que en zonas como el sur de España, por su cercanía con el continente africano, hay más casos de rabia. Por ello, desde hace unos años se pone una segunda dosis en el primer año de vida del animal. Pero claro, las posibilidades de que un perro infestado de rabia pueda morder a uno de nuestros hijos es, como poco, ¡remota!

La leptospirosis también puede transmitirse pero igual de poco probablemente. Es una enfermedad de las llamadas “profesionales”, de personas que trabajan directamente en contacto con animales.

Para las que tengáis loros u otras aves, la psitacosis en una enfermedad infecciosa que pueden transmitirnos estas especies. Pero con la adquisición en establecimientos autorizados (que no creo que a ninguna os dé por comprar animales en el mercado negro ¡¿no?!) y las analíticas correspondientes en vuestro veterinario, no estaréis en peligro. Ocurre también con los reptiles, como las tortugas, y la salmonelosis. Pero seguro que las que tengáis tortugas lo hacéis en condiciones muy higiénicas.

Por último, las dermatofitosis o tiñas, que son hongos transmitidos en la piel. También en personas inmunodeprimidas o niños sobre todo. Se ven unas zonas redondeadas sin pelo rodeadas de un halo enrojecido y suelen picar.

Como hemos comentado antes, también hay que tener un control estricto de parásitos externos (pulgas, garrapatas y mosquitos) Hoy en día existen muchos métodos, comprimidos, collares, soluciones en spray, pipetas… Por supuesto, estos malvados bichos alucinan con las superficies peludas y la sangre caliente, así que los perros y gatos son diana perfecta.

Pero también os decimos, que nosotros, en la ropa, o en los zapatos, podemos meterlos en casa. No sería la primera vez que escuchamos a un cliente decir: “si mi gato no sale a la calle, ¿cómo es que tiene pulgas?”.

En cuanto a la higiene externa del tipo baños, etc. No es necesario lavar a nuestras mascotas con lejía, bastará con sus baños habituales, sus cepillados, corte de uñas, etc.

En casa, en lo referente a higiene doméstica, todo depende de vuestro nivel de exageración, en nuestra casa ya sabéis que viven 4 perros y 2 gatos, a diario se pasa la aspiradora y se friega el suelo porque es necesario. Aún así, como Lady Berta gatea, siempre lleva pelos en sus rodillas, jeje. ¿Solución? Lleva ropa para estar en casa, y si salimos, la cambiamos y listo. Y evidentemente, antes de comer se le lavan las manitas, pero no se las lavamos cada vez que toca a los perros, que veo a mucha madre loca diciéndole al niño: “lávate cada vez que toques al perro ¿eh?”. Las camitas se aspiran y cada vez que estén sucias evidentemente se lavan, pero no hace falta que sea cada dos días.

Un tema que preocupa mucho a los padres es cuando su hijo comparte comida con el perro o gato. En casa lo vivimos desde que LB tiene 6 meses, ya que, como practicamos con ella el Baby led weaning, le ha estado dando (o lanzando en según qué momentos) comida a los perros y a los gatos a diestro y siniestro. Y muy pronto aprendió a reírse de ellos y con ellos: les acercaba la mano con comida, ella sentada en su trona, y cuando el perro abría la boca para cogerla, ella quitaba la mano y se partía de risa. Claro que en ocasiones, sí se la da, y no le lavamos la mano en cada uno de esos momentos, y otras veces cuando no nos da tiempo, le da parte al perro y parte se la come ella. Y hombre, no es que le fomentemos eso, pero tampoco es el fin del mundo, no seamos exageradas.

Hay que decir, que el momento en el que el niño comparte comida con su amigo peludo hace que la relación mejore de forma positiva, ya que el animal ve al peque como una fuente dispensadora de alimento. Ojo, en el caso de nuestros perros, son delicados cogiendo la comida porque nosotras se lo hemos enseñado así, precaución porque hay perros que para coger un trocito de comida son muy bruscos.

Los lametones en la cara a veces son inevitables, pero evidentemente hay que tener un poco de cuidado. Tened en cuenta que en la boca (ojo y no solo en la de los perros), hay muchísimas bacterias, así que en la medida de lo posible lo evitáis y listo, pero sin regañar al perro ¿eh?

En general un animal correctamente alimentado, limpio, vacunado y desparasitado, puede transmitir muy pocas cosas: probablemente muchas menos de las que nos pueden contagiar otras personas.

La prevención es muy importante, y no obsesionarse ni ser extremas que no es necesario.

Por María Garrido y Rosana Álvarez.

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