Reproducimos la entrevista que nos realizaron en Diario de Cádiz para el reportaje «Naturaleza Urbana».

La mayoría de los animales domésticos acepta la llegada de un bebé sin problemas, pero si se quiere estar completamente seguro, ¿cómo se puede empezar a preparar a nuestra mascota durante los meses previos a este acontecimiento importante y único? Bien, en realidad no es cierto que la mayoría de los animales domésticos, refiriéndonos sobre todo a perros y gatos, acepten sin problema la llegada de un bebé. En realidad esto depende mucho del carácter del perro, la raza y la educación a que haya sido sometido dicho animal durante su vida en compañía de humanos. Una buena socialización temprana, sobre todo, es fundamental a la hora del trato posterior con niños, a la vez que una buena selección genética en cuanto al carácter por parte del criador.

Asumiendo que todo lo anterior ha sido llevado a cabo a rajatabla, podemos decir que la convivencia va a ser muy llevadera. No es necesario preparar al perro, simplemente tenerlo posicionado jerárquicamente en la escala familiar, haberle dado una buena educación y saber que podemos tenerlo bajo control en determinados momentos y que el perro respeta eso.

En el caso de perros que no hayan tenido estos condicionantes, deberemos tener cuidado y consultar con un especialista si no queremos que la llegada del bebé represente una competencia en cuanto a recursos para el perro.

  •  ¿Hay que tomar medidas especiales en el caso de tener perros en casa?

    Las medidas a tomar no son otras que las higiénicas y las de espacio. Se trata de que el perro esté desparasitado, vacunado y limpio. El animal debe tener su espacio en el que sentirse cómodo y tranquilo y no debe invadir el del bebé ni molestarlo cuando él esté en su refugio. Asimismo, no debemos dejar solos nunca a perro y bebé, sino estar siempre presentes en la estancia en la que se encuentren los dos. No se debe restar atención al perro, simplemente demostrarle que el bebé va a ser uno más de la manada y prestar atención al perro en su presencia, no dejarlo de lado. ¿Y con los gatos? (ambas mascotas son las más comunes) Con los gatos es distinto, ya que pertenecen a otra especie que no lleva tantos miles de años de domesticación como el perro, además de que no son animales sociales, no buscan el gregarismo (salvo algunas razas en las que esto se ha potenciado, como por ejemplo los persas) Si queremos que un gato se deje manejar hay que manipularlo desde muy temprana edad para que luego no existan problemas. Lo mejor con los gatos es no molestarlos en su territorio, y tener especial cuidado con las uñas. ¿Hay especies no recomendadas para estos casos? Toda especie que no permita un manejo, no esté bien estudiada, su estructura social no sea adecuada o no haya sido bien socializada con niños.

 

  • ¿Es necesario extremar las condiciones higiénico-sanitarias en el hogar?

    No hay que llegar a los extremos. Por supuesto adecuar la higiene del perro y de los suelos o utensilios que use el bebé. Pero está muy demostrado en estudios que un niño que se cría con un perro es mucho más fuerte inmunológicamente hablando y más rico personal y socialmente. ¿Sería conveniente actualizar la cartilla de vacunación de nuestro animal? Por supuesto, es algo indispensable.

 

  • ¿Hay que contar con la ayuda de un adiestrador profesional o los propios dueños son los que tienen que educar o reeducar a la mascota ante la llegada de un nuevo miembro a la familia?

    Es preferible contar con la ayuda de un etólogo o un veterinario especialista en conducta, ya que estamos hablando de un bebé, nuestra descendencia, nuestros genes. Es mejor actuar informados y asesorados que arrepentirse después. Este profesional les dará a los dueños unas pautas a seguir e irá haciendo revisiones de la conducta del perro a medida que se acerca el acontecimiento. Es fundamental impartir al animal, si no la tiene, un aprendizaje en obediencia básica.

 

  • ¿Aconseja empezar a utilizar productos de bebé, como colonias o polvos de talco infantiles, para que el animal reconozca el olor del niño antes de su llegada?

    Hay muchas recomendaciones sobre este particular: utilizar colonia, productos, ropa del bebé o incluso los pañales. Normalmente preparamos la habitación del bebé bastante tiempo antes de que éste llegue a casa. Una buena recomendación es llevar del hospital alguna toallita o ropita que ya se haya puesto el bebé y presentársela al perro a la vez que jugamos y lo premiamos. De esta manera asociará ese olor con algo agradable y positivo.

 

  • ¿Qué hay que hacer la primera vez que la mascota se encuentra con nuestro hijo?

    Los perros tienen una curiosidad natural que no hay que impedir, ya que actuaríamos contra natura. Se debe dejar que el perro satisfaga esta curiosidad a la vez que evitamos que pueda hacerle daño. Hay que estar relajados, la madre con el bebé y otra persona controlando al perro. No favorecer la excitación excesiva, permitir que el perro huela al niño y premiar ese acercamiento calmado. No forzar la situación durante mucho rato, ya habrá tiempo para seguir el acercamiento. Insisto, no se debe dejar de lado al perro, de lo contrario establecerá una asociación negativa con la presencia del niño que traerá problemas de comportamiento más adelante.

 

  • ¿En qué medida la mascota protegerá al niño y viceversa?

    Hasta los 7 años los niños ven al perro como su compañero de juegos y el perro a su amigo en la misma medida. A partir de entonces se establece un vínculo afectivo entre ellos, el perro es el amigo del niño, es su colega de batallas y confidencias. Esto es bueno, sin embargo debemos inculcarle a nuestro hijo una serie de valores que hagan que empiece a dejarse ver como jefe de la manada, posición que hasta entonces han tenido los padres. Hay que enseñarle al niño a darle órdenes a su perro, a ponerle de comer y a infundir un respeto. Los perros que protegen no están haciendo otra cosa que desarrollar su instinto de supervivencia mediante la conducta de la defensa del territorio y de la manada. Sin embargo este es un rol que debemos asumir nosotros en todo momento, aunque dejemos que nuestro perro nos avise, hay que tomar siempre el control de la situación. No olvidemos nunca que los humanos no somos el alfa de la manada canina, sino el súper alfa, es decir, estamos por encima, ya que somos una especie más evolucionada. Por supuesto eso no nos va a hacer querer menos a nuestro perro, todo lo contrario, existirá un equilibrio y una armonía en la convivencia por ambas partes… ¡Y a disfrutar de nuestro amigo!

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