Hoy estamos de estreno. Llegan al blog dos colaboradoras, que son dos grandes profesionales y además amigas del club. Enamoradas de los animales, viven su trabajo con pasión y unas ganas que contagian. Tiene su empresa Servicio de Etología Veterinaria en mi Málaga querida.
Me tiré toda mi infancia pidiendo a mi madre, a mi padre, a los Reyes Magos “un perro” que nunca llegó… Pero ¿quién sabe? Quizás algún día me anime para que labuenahija pueda disfrutar de estos amores incondicionales, que llenan el día a día de estas dos malasmadres y de su pequeña Lady Berta. Como nadie mejor que ellas para presentarse, os dejo con su primer post. Sin duda, un GRAN POST, que estamos segura que os va a encantar y sobre todo ayudar mucho a las que tenéis a esos pequeños (y no tan pequeños) peludos en casa.
¡Emocionadas nos hallamos ante esta nueva aventura que nos propone ‘la jefa’! ¿Que si nos gustaría escribir un artículo al mes para las malasmadres?
¡Mujer, eso no se pregunta!
Antes de empezar con esta nueva sección, nos presentamos: Servicio de Etología Veterinaria os acompañará desde ahora una vez al mes (creo, y si no nos despiden antes) e intentará echaros una mano en el tema de los niños y las mascotas. Estamos seguras de que entre todas las malasmadres hay muchas, que como en esta bendita casa, tienen a su cargo otros niños un poco más peludos. Deseamos de corazón que os sea útil y os guste. Para ahondar un poco más, el Servicio de Etología Veterinaria lo componen (por ahora, y ya sabréis más adelante por qué digo por ahora) Rosana Álvarez Bueno (veterinaria especialista en medicina del comportamiento) y María Garrido Lázaro (Lcda. en Publicidad y RRPP, educadora canina y felina y ATV).
Para resumir mucho, nos dedicamos a prevenir, diagnosticar y tratar trastornos de comportamiento en perros y gatos, y a hacer educación y adiestramiento en positivo. A María la conocéis porque la entrevistaron hace unas semanas en la sección “Ellas hablan” y ya os dijo que en nuestro hogar éramos malasmadres al cuadrado, así que aquí se presenta la otra malamadre en discordia. Hechas las presentaciones vamos a tratar el tema de este primer artículo:
‘La introducción de un bebé en una familia con mascotas I’
Muchas de vosotras, las que tengáis perro y/o gato, estando embarazadas seguro que habéis sufrido algunas de las temidas preguntas: “y cuando llegue el bebé ¿qué vas a hacer con el perro?”, “uy, ten cuidado que seguro que se vuelve celoso”, “a ver si va a atacar al bebé cuando esté en la cuna”; y así un largo etcétera de preguntas y consejos sin sentido. Pero, ¿a que a nadie se le ocurre recomendar que visitéis a un especialista para hacer las cosas bien?
Realmente no es complicada la introducción de un bebé en casas con mascotas, pero sí que hay cuidar ciertos aspectos. Para solucionaros todas estas dudas vamos a ofreceros este artículo en dos partes, si no, sería demasiado denso. Además, trataremos por separado al perro y al gato.
En la vida del perro hay un período esencial que se llama periodo de socialización. En el caso del perro éste va desde la 3ª semana hasta la 12ª semana de vida. Es esencial que en esta época de su vida tengan contacto con todo lo que vaya a formar parte de su vida adulta: calle, tráfico, adultos, ancianos, personas de diferentes razas, niños de distintas edades, otros perros, gatos, otros animales,… Según esto, un animal que no haya tenido contacto nunca con niños en su período de socialización no tiene por qué tolerarlos. Con esto no queremos decir que sea imposible que vuestra mascota conviva con un niño, pero, si sabemos y conocemos cómo fue esta etapa de su vida, nos aseguraremos. De lo contrario habría que trabajar ciertos aspectos para asegurarnos de una correcta y armoniosa relación.
En el caso del perro, hay varias cosas que tendremos que ir trabajando antes de la llegada del bebé. Una de ellas es hacer su vida lo más predecible posible. Os preguntaréis para qué, pues bien, los perros son animales de costumbres, cuanto más claro tengan qué les va a ocurrir y cuándo, menos nervios y ansiedad en su vida, en una palabra, rutina. Para esto hay que tener muy claro que el perro necesita que le dediquemos un rato al día sí o sí. Ejercicio adaptado a las necesidades de cada individuo, trabajar la mente (sí, la mente), juego, contacto social, alimentación y descanso. Todo esto hay que ofrecérselo al perro siempre en las mismas horas del día, es decir, no vale que un día le saquemos una hora a hacer ejercicio por el campo y luego estemos 3 días sin que el pobre huela la calle para poco más que hacer pipí. Cuanto más estable sea la rutina más feliz será nuestro perro. Y si sabemos que cuando llegue el bebé no podremos pasear 3 horas diarias, pues iremos reduciendo poco a poco los paseos (podemos hacer tres paseos de los cuales uno será más largo) para que luego no sea de forma drástica. También podemos plantearnos la posibilidad de contratar un paseador.
A la hora de introducir los cambios, deberán ser graduales y siempre permitiendo que el perro esté presente. Cuando montemos la habitación del bebé se le permitirá entrar en ella, que huela y vaya reconociendo todo lo que vamos colocando, e iremos premiando toda interacción positiva, ofreciéndole trocitos de comida cuando lo haga. Por ejemplo: se acerca a oler el carrito le damos una chuchería.
Otra cosa muy importante a la hora de conjugar niños y perros, es que éste sepa al menos unas órdenes básicas, e igual esto no os parece útil pero lo es y mucho. Para algo tan simple como presentarle el bebé al perro es necesario que el perro permanezca sentado o tumbado y no saltando sobre nosotros y sobre el niño, porque en este caso sí cabe la posibilidad de que aunque de forma involuntaria, le haga daño. Es muy útil también que sepa caminar al lado, para que cuando queramos pasear con el carrito y el perro no se convierta en una especie de competición de tiro de trineo…
Y hasta aquí podemos leer hoy. En el próximo artículo más. ¡Nos vemos!
Por María Garrido y Rosana Álvarez.
Si quieres recibir artículos como este y otras cosas interesantes directamente en tu email…