El juego es algo fundamental desde la etapa de cachorro de un perro o un gato.
Mediante el juego los cachorritos aprenden con sus hermanos y con su madre prácticamente todos los comportamientos que van a formar parte del repertorio de conductas del adulto.
Aprenden a adoptar las posturas agonísticas (dominancia y sumisión), a controlar la mordida, las conductas sexuales, la conducta de caza, además de cómo coordinar los movimientos, saltos y caídas.
Todas estas conductas se van experimentando mientras los cachorritos juegan unos con otros, y aún en la etapa de adulto podemos seguir viendo cómo durante el juego los animales ejecutan movimientos propios del display de cualquier conducta sin llegar a ser un comportamiento serio.
Por lo tanto, el juego es esencial para que un cachorro se desarrolle de manera equilibrada conductual y fisiológicamente hasta la etapa de adulto. Los animales que no han jugado en su infancia pueden desarrollar problemas de comportamiento como falta del control en la mordida, agresividad en el juego, juego descontrolado, intolerancia al contacto, miedos, destrucción en casa, etc.
En perros es especialmente importante que aprendan el control de la mordida y en gatos a derivar adecuadamente la conducta de caza, ya que muchos problemas en adultos vienen derivados de estas dos conductas.
Para ello, parte principal de la socialización del cachorro es que dejemos que hayan experimentado el juego con su madre y hermanos, y que cuando los adoptemos sepamos elegir los juguetes que vamos a utilizar para derivar esas conductas. Y no solo que los elijamos, sino que los utilicemos para jugar todos los días con el cachorro, además de dejar que juegue él solo. De esta manera seguiremos dando salida a sus instintos y además fortaleceremos el vínculo con el animal desde sus inicios.
Es habitual encontrar personas mal asesoradas en esta materia y perros y gatos jugando con juguetes inadecuados. En la etapa de cachorro la mandibulación correcta y la erupción de los dientes son procesos fisiológicos que hay que favorecer y no dañar. De hecho, la elección de juguetes demasiado duros, perjudicará estos procesos con la consiguiente posibilidad de dolor para ellos y aparición de incorreciones en las mandíbulas o en la dentadura.
Otro error frecuente es la elección de juguetes con partes que se pueden romper y tragar. El juguete ideal para esta etapa es aquel que sea de calidad (por favor, gastémonos el dinero en lo realmente importante), de un material blandito que el cachorro pueda morder y sacudir sin hacerle daño, sin partes removibles y adecuado a su tamaño. Una vez que el cachorro crezca y desarrolle su dentición definitiva y su musculatura mandibular, podremos ir cambiando esos juguetes por otros más adaptados a su edad.
Para los gatitos es muy importante derivar la conducta de caza de manera que no nos muerdan pies y manos al movernos por la casa. Por ello hay que facilitarles el juego con juguetes que se muevan y estimulen en ellos esta conducta. Hay que jugar con ellos todos los días en la fase de más actividad del animal (normalmente la tarde- noche). Les encantan las cosas que cuelgan y las que se mueven rápido por el suelo, pero es muy importante que no contengan hilos o cuerdas que puedan tragar ni plásticos tóxicos.
Igual de importantes son los juguetes interactivos, ideados para que el animal desarrolle su capacidad cognitiva y relacionados habitualmente con el hecho de conseguir comida. Tanto perros como gatos deben iniciarse desde cachorros en esta práctica.
Con estos simples consejos conseguiremos adultos mucho más equilibrados y felices.
Por Rosana Álvarez Bueno.