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Seguimos con la introducción del bebé en casa, pero esta vez, vamos a tratar a una mascota muy diferente. Nos referimos al gato. Que, según hemos leído, hay muchas malasmadres con felinos en el hogar, así que esperamos os sea de utilidad y aprendáis algunas cosillas sobre estos animales tan curiosos, desconocidos y diferentes al perro.
En el caso del gato, habría que empezar antes de la llegada del bebé, ¿cuántas de las que tenéis gato en casa habéis escuchado: “uyyyy los gatos con el embarazo son imposibles de tener, transmiten la toxoplasmosis, que es peligrosísima”? Si no todas, seguro que el 90%. Como veterinaria que soy, tengo que decir que la transmisión del toxoplasma a través de las heces del gato es francamente complicada, a no ser que se ingieran las heces o seáis muy cochinas cuando limpiáis las bandejas de arena de vuestros mininos, es mucho más sencillo que se contraiga toxoplasmosis comiendo fruta y verdura mal lavada. El problema es que hoy en día muchos ginecólogos siguen recomendando deshacerse de los gatos cuando se está embarazada. Cuando os hacen la analítica para saber si tenéis o no el toxoplasma, si sale negativo, la única precaución que debéis tener es lavaros las manos después de limpiar las heces de la bandeja del gato. ¡Fin de la complicación!
Y de todas formas, para la que no lo tenga claro, os dejo este enlace donde encontraréis la información científica al respecto.
Salvado este punto pre-bebé, tenemos que decir, que la convivencia entre gatos y bebés no tiene que ser más complicada que con perros, pero sí que es cierto, que los gatos son mucho más sensibles al estrésy a los cambios que los perros, tienen menos capacidad de adaptación, con lo que debemos ser mucho más cuidadosos y sensibles.
Al igual que explicamos anteriormente, el gato también tiene su período de socialización, en esta especie comienza antes y es más breve, comprende desde la segunda semana de vida a la séptima-novena (no hay un criterio definido). Es decir, el gatito, en esas semanas, además de estar con su madre y hermanitos de camada, deberá tener contacto con todo lo que queramos que forme parte de su vida adulta, si tenemos perros (o si querremos tenerlos en el futuro), niños (o si vendrán bebés), otras especies… Tenemos que asegurarnos de que se relacionarán o nunca tendremos la seguridad de que en el futuro los llegue a tolerar. Este punto en el gato es muy muy importante, porque como hemos dicho antes, son animales muy sensibles al estrés, con lo que, si esperamos que un gato adulto que nunca ha tenido contacto con niños, tolere a uno lo tenemos complicado y por otra parte hay que tener en cuenta los problemas de conducta que de ello pueden derivarse. Ojo, no decimos que sea imposible, pero hará falta ayuda profesional.
Para un gato, hay dos cosas sumamente importantes, el territorio y la estabilidad. Evidentemente, con la llegada del bebé, ambas cosas se verán alteradas, así que vamos a intentar daros unas pautas generales para que afecte al gato lo menos posible.
El gato es un animal cuyo comportamiento está basado en conservar y preservar su territorio estable. Esto es lo que le da la felicidad y tranquilidad. Un gato puede estresarse mucho por ejemplo porque pintes una pared, o porque traigas un mueble nuevo. Y con estresarse no quiero decir que el gato se suba por las paredes y se tire de los pelos, sino todo lo contrario, duerme más y pasa más rato escondido.
Hay que tener en cuenta que si hasta ahora hemos permitido a nuestro gato subirse a todos sitios sin restricciones, será difícil cambiarlo ahora, pero se puede conseguir, esto lo decimos por si a partir de la llegada del bebé no queréis que el gato se suba a dormir a determinados sitios, lo dejamos a elección vuestra. Los gatos prefieren el espacio tridimensional, por lo que es una necesidad en su comportamiento trepar y escalar, y descansar y contemplar desde sitios altos.
De la misma forma que al perro le dimos un sitio seguro, al gato le podemos ofrecer lugares alternativos en los que estar acostado, por ejemplo. Suelen gustarle los sitios oscuros, en alto y mullidos, con lo que no nos sería complicado colgar unas cuantas estanterías (de las voladas) en las paredes de casa y ponerle ahí alguna mantita o cojín de su gusto. Otra opción es ponerle alguna camita del tipo iglú, o un tipi (ahora se llevan mogollón), cuanta más variedad tenga un gato, mejor, les gusta mucho cambiar los lugares de descanso. Nosotras por ejemplo no les hemos restringido nada a nuestros dos gatos, siguen subiéndose a la cama y a los sofás, pero eso es decisión personal de cada familia.
En este enlace podéis encontrar muchas opciones de enriquecimiento ambiental para gatos.
Ya os hemos dicho antes que para los felinos es muy importante el territorio, y como tal se entiende, en el caso de los gatos domésticos, su casa (y jardín, terraza o parcela en el caso de los que viven en semilibertad). Por ello, os tenemos que explicar que a los gatos les estresa sobre manera el cambio de muebles, introducción de nuevas piezas en casa… Porque esto supone un cambio en su territorio, y evidentemente, las cosas del bebé es inevitable que lleguen al hogar, pero podemos facilitarle la introducción de estos trastos. Las que tenéis gato, os habréis fijado que en mayor o menor medida, se frotan por diversas zonas de vuestra casa. Suelen rozar la cara (los laterales) y el cuerpo, por muebles, paredes, etc. Al hacer esto, marcan con feromonas (ojo, que no hormonas) de familiaridad los lugares por los que pasan, y es una forma de decir “esto es mío y lo reconozco como mi hogar y mi territorio”. Es lo que se conoce como comunicación química. De ahí que cuando introducimos algo nuevo el gato piense “uhm, esto no estaba antes, vaya por Dios, ya me están invadiendo, tengo que marcar, uf uf uf”. Así que para facilitarle la vida al gato y reducir el estrés, siempre recomendamos que se utilicen las feromonas en difusor y en spray, se comercializan como Feliway y son efectivas 100%, no es medicación y es altamente efectivo. El difusor se coloca en un enchufe, es como si fuera un ambientador, pero los humanos no notaremos nada. En cuanto al spray, es importante que lo rociéis en las cosas nuevas que vayáis poniendo, como la cuna, la bañerita… No mancha absolutamente nada, es inocuo para el bebé y no huele a nada. Si hasta ahora el gato podía entrar libremente en la habitación del bebé, debéis dejar que siga haciéndolo, debe poder curiosear y marcar y oler todas las cosas nuevas. Aquí tenéis un enlace para saber más sobre las feromonas.
Además, podéis enriquecer un poco su ambiente, porque seguramente, con la llegada del bebé, le prestaremos menos atención, y aunque un gato no demanda las mismas necesidades que un perro, también las tienen, y sobre todo los más sociables y juguetones. Para ello podéis hacer cositas muy sencillas como las que os proponemos:
- Ponerles varios puntos de comida/bebida: a los gatos les gusta comer pequeñas cantidades en numerosas ocasiones, y mejor si para ello tienen que subir a alguna estantería, escalera… Y mejor si está repartido por diferentes sitios de la casa.
- Ubicarle diferentes lugares de descanso: en alto, tipo cueva…
- Jugar con él un ratito todos los días.
- Ofrecerle de vez en cuando comida húmeda.
- Utilizar juguetes interactivos.
Como veis son pequeños gestos que harán que nuestro gato esté un poquito preparado para lo que se le viene encima. Un enlace para que sepáis más sobre la importancia del enriquecimiento ambiental en gatos AQUÍ.
¡Nos despedimos! Habrá segunda parte…
Por María Garrido y Rosana Álvarez.
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